Madrugadora, la cúpula de la cofradía del Saber -encabezada por el Rector José Narro Robles- se congregó para exhibir severa, sobria su peso e importancia. Distante, condescendiente con los profanos, bulle y ríe en círculo íntimo.
Birrete, muceta, toga revisten a los sabios. Ceremonia de la Edad Media. De las universidades de Salamanca, Bolonia y París nos viene. Académicos e investigadores cargan fundas de traje, maletas y estuches. "Mudarán atuendo en el Arzobispado", informan.
El Rector José Narro sostiene con reverencia su birrete. Luce la Venera que dice su rango. Sonríe. A derecha e izquierda. A los de enfrente y a los de arriba, y allí está el doctor Fernando Ortiz Monasterio.
“En la ciencia médica deben rechazarse los dogmas”: Fernando Ortiz Monasterio
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Luego de la entrega del Doctorado Honoris Causa, el pasado 23 de septiembre de 2010, el doctor emérito de la UNAM, Don Fernando Ortiz Monasterio, recibió un homenaje en la Facultad de Medicina, donde compartió su experiencia en el campo médico y científico de cirugía reconstructiva de pacientes con labio y paladar hendido.
Ante alumnos, profesores e investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el profesor Ortiz Monasterio aseguró que entre las obligaciones de todo profesional de la medicina está mantener el espíritu científico de su especialidad sin olvidar los dilemas éticos.
“El concepto de estética hay que aplicarlo a todo. No puede separarse los conceptos de cirugía estética y reconstructiva. Si se hace una reconstrucción de mama a una paciente con cáncer mi objetivo es darle satisfacción a una persona, es válido”, subrayó.
Durante su ponencia, el doctor emérito de la UNAM expuso los problemas a los que se enfrentan las nuevas generaciones de médicos, las que ejemplificó con los esfuerzos personales que él mismo debió hacer para llevar sus servicios a la sociedad.
Tras hacer un recorrido por los avances en la cirugía estética durante las cinco décadas, el Doctor Honoris Causa exhortó a las nuevas generaciones de médicos a profundizar las investigaciones en genética para detectar y prevenir posibles problemas de salud.
Fernando Ortiz Monasterio, bisturí creador de un semillero de cirujanos plásticos universales [su mayor mérito].
Aun en el consultorio, un médico debe pensar como científico. «Es inaceptable» que no sea así, que no pregunte, dude ni analice, sostuvo Fernando Ortiz Monasterio, quien fue reconocido como Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional Autónoma de México.
El llamado padre de la cirugía plástica mexicana, quien ha especializado su trabajo en la atención a personas con malformaciones genéticas, como labio leporino y paladar hendido, sostuvo que en la ciencia médica se deben rechazar los dogmas.
Al impartir la conferencia magistral La investigación clínica en el ejercicio profesional, con motivo de su investidura como Doctor Honoris Causa en el contexto de los festejos por el centenario de la UNAM, Ortiz Monasterio llamó a los estudiantes de medicina a cuestionar todo.
«No crean en nada; los dogmas deben ser inaceptables para ustedes; lo que diga yo, los libros o revistas no lo acepten, cuestiónenlo.» Convocó a los especialistas médicos a escuchar las nuevas ideas, mantener la creatividad, el rigor, la pasión, buscar la excelencia y «el sueño imposible, porque siempre habrá algo mejor».
Preguntar, investigar y observar
Ante estudiantes, profesores, directivos y colegas, como el doctor Ruy Pérez Tamayo, en el auditorio Raoul Fournier de la Facultad de Medicina de la UNAM, Ortiz Monasterio aseguró que es inaceptable que los médicos no piensen como científicos y dejen de preguntar, investigar, observar y generar conclusiones en su trabajo clínico.
Dijo que sólo actuando como investigadores los médicos transitarán por la ruta para generar nuevo conocimiento y ofrecer alternativas a los pacientes, en especial a quienes viven con daños congénitos.
El trabajo y las investigaciones realizadas en más de 50 años por Ortiz Monasterio han beneficiado a miles de pacientes, cuya vida se ha transformado. Ortiz Monasterio ha atendido a niños con un hueco en el sitio del labio posterior de la boca, con nariz deformada o dividida en dos partes; a adultos cuyos ojos se salen del rostro porque las cuencas craneales son insuficientes para alojarlos; personas sin barbilla o con notable asimetría de ojos, nariz y boca, a quienes les ha ofrecido una alternativa de simetría y funcionalidad estética.
Sin Descanso
Egresado de la Facultad de Medicina, en la que es docente desde 1957 y profesor emérito a partir de 1994, Ortiz Monasterio creó un método original, que se aplica en varios países, para corregir el labio leporino y el paladar hendido mediante una cirugía cráneo-facial. Con esta técnica ha operado a más de 24 mil niños para corregir malformaciones congénitas que afectan el lenguaje, la estructura del rostro y la autoestima.
Para ser médicos exitosos, dijo, «se tiene que trabajar muchas horas los siete días de la semana».
Drs. Ortiz Monasterio y Ortiz Oscoy |
Prometedora herramienta
Consideró que las investigaciones en genética son el futuro de la medicina. En el campo de la estética permitirán conocer cuáles son los genes responsables de las malformaciones. «Algún día haremos manipulación genética y podremos evitar las malformaciones o diagnosticarlas tan temprano que podríamos recomendar a las personas no tener niños o interrumpir embarazos.»
El doctorado Honoris Causa de la UNAM, dijo: «es el mejor reconocimiento que he tenido en mi vida».
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(Nuestro Reconocimiento al Dr. Fernando Ortiz Monasterio).
Revista Cirujanos Plásticos
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